Campoamor 2016: La transición dulce de Campoamor
"Hoy jugamos en casa" se nos escapaba de la boca para confirmar que nos quedábamos en Xairo. La gente de las otras playas nos tachaban de "muy caseros" y de que no salíamos de Campoamor.
"Eurocopa" era el término que utilizábamos para sorprender a los que nos llamaban caseros. Alargábamos los findes como nadie y arrancábamos la semana con los guiris y unas noches que, en ocasiones, superaban cualquier tipo de expectativa.
"Somos de Campoamor" era nuestra justificación para explicarles a nuestros amigos y amigas que seguíamos acudiendo a la fiesta de disfraces. Esa fiesta que ellos algún año disfrutaron y que dejaron de venir porque " ya no iba nadie".
"Hoy de tranquis" decíamos con la resaca del día anterior y con la cartera costipada para decidir si íbamos a Mimaybe, a la heladería o a Montana. Para cuando te fueras a dar cuenta, al día siguiente tenías barbacoa, mojitada o tardeo...
Y es que no hace muchos años, la generación de los 90, como a mi me gusta llamarla, comenzó a darse vueltas por la pradera, a vender pulseras en el parque de al lado, a jugar al fútbol en las villas o algo tan simple como comprar chucherías y ver pasar las horas en algún banco de nuestro querido rincón de verano. El tiempo siguió pasando y entró la noche en acción. Los grupos se fueron definiendo y se repartieron en los que fumaban, en los que pintaban, los que iban a la playa, los que se compraban alcohol, los que se recogían a las 12 y los que no salían. Los veranos siguieron pasando y entre nuevas incorporaciones, ausencias inesperadas y gente que se juntó sin previo aviso nació lo que ahora mismo hay. Numerosos grupos que, en diferentes abanicos de edad, han disfrutado en exclusividad de todo lo mencionado en la primera parte del texto.
Y todo esto para llegar a la conclusión de que las cosas cambian, de que nos hacemos mayores y de que definitivamente, este verano ha sido raro. Nos hemos quedado sin sitio para beber, nos han convertido los guiris en un coto privado para ellos, nos echaron de Campoamor el día de nuestra fiesta... Nos han alterado una rutina tan complicada de hacer como de romper. Y sobre todo nos hemos quedado sin margen de improvisación y de imaginación.
Nos hemos puesto de acuerdo en coger carretera y manta y salir de nuestro pequeño coliseo, en busca y captura de momentos parecidos a los vividos en veranos anteriores. Pensábamos que la gente era lo importante y durante este verano hemos recordado que el sitio es lo determinante. Seríamos unos necios decir que Mana, Maccao, La curva, Mamaluna, Trips, Baly o Varazú no nos han regalado noches increíbles, cargadas de borracheras y sucesos inexplicables. Aunque seríamos poco objetivos si no reconociéramos de antemano que, gracias a nuestra gente, a nuestro círculo de confianza curtido en mil batallas en nuestra pequeña urbanización, esto ha sido posible.
Y llegados a este punto me pregunto... ¿Y ahora que? Y después de varios días dándole vueltas creo haber dado con la tecla. Me ha hecho falta salir de Campoamor para más que poder entenderlo, poder asumirlo.
Dicen que los amigos son la familia que uno elige y generalmente uno piensa que ha elegido a los mejores. El tiempo y los acontecimientos dirán si acertaste o si por el contrario invertiste tu tiempo en gente que no lo merecía.
Durante estos días aparte de elegir a tu familia también me he dado cuenta que uno puede elegir con quién crecer y dónde hacerlo. Parece una obviedad pero no os hacéis una idea de la cantidad de personas que se resignan a vivir en una zona de confort y sin sobresaltos.
Y puestos a elegir lo tendría muy claro. Apostaría en primer lugar por el grupo de amigos que tengo. Apostaría por seguir teniéndolos cerca. Apostaría por ellos. Y sacrificaría bastantes cosas de las que tengo y tendré por que no cambien mucho. Otro tópico, lo sé. Pero si con la edad que tenemos la gente cambia por cobrar de becario o por donde estudia, imaginaros en unos años.
Y en segundo lugar, elegiría Campoamor como lugar principal de encuentro. Porque si de algo me he dado cuenta es que jamás podremos dudar de un sitio así. De un sitio que nos ha dado grandes momentos y mejores personas. Y sobre todo y a partir de ahora, de vivir esa transición dulce y generaciones venideras que deberán recuperar la fiesta de disfraces, seguir haciendo inmortal Mimaybe, conseguir que Guille siga bajándose la red y la pelota, volver a conquistar los guiris y que siga habiendo gente que se pregunte que tiene Campoamor para que cada año al final de verano, un grupo de descocidos hace unas semanas, se junte para consolidar una gran amistad.
Nos hemos dejado querer y hemos venido varias veces para quedarnos, fuimos testigos de una convocatoria amplia y de un escenario irrepetible y aunque siempre volvemos a casa no siempre regresamos del todo, porque una parte de nosotros se queda allí y con nuestra gente, en CAMPOAMOR.
Pd: Apagar la luz, que pronto vendrán los nuevos y volverán los de siempre. Por cierto, GRACIAS!
Foto de Campoamor.com
Comentarios
Publicar un comentario